CL1: La primera computadora con células cerebrales humanas que podría cambiarlo todo

¿Te imaginas una computadora que no solo piensa rápido, sino que literalmente tiene vida? No es ciencia ficción ni un guion de Hollywood; es el CL1, una creación revolucionaria de la empresa australiana Cortical Labs que está rompiendo todas las reglas de la tecnología. Este ordenador no usa chips de silicio como los que tienes en tu laptop o celular; en su lugar, está impulsado por neuronas humanas vivas. Sí, leíste bien: células cerebrales humanas que procesan información, aprenden y se adaptan en tiempo real. Presentado en el Mobile World Congress de Barcelona el 2 de marzo de 2025, el CL1 marca el inicio de una nueva era: la computación biológica. En este artículo, vamos a explorar qué hace tan especial a este invento, cómo funciona y por qué podría ser un game-changer para la medicina, la robótica y hasta tu vida diaria. Prepárate, porque esto es tecnología que te volará la cabeza.


¿Qué es el CL1 y cómo funciona?


El CL1 no es tu típico PC. A simple vista, parece una caja del tamaño de un zapato, pero dentro hay un mundo vivo. Cortical Labs ha combinado neuronas humanas cultivadas en laboratorio con hardware de silicio para crear lo que llaman Synthetic Biological Intelligence (SBI), o Inteligencia Biológica Sintética. Estas neuronas, que provienen de células madre generadas a partir de muestras de sangre, se cultivan sobre un chip con un arreglo de 59 electrodos. Este chip envía y recibe señales eléctricas, permitiendo que las neuronas formen redes y procesen datos como lo hace un cerebro humano, pero en un entorno digital.


Dentro del CL1, un sistema de soporte vital mantiene a estas células vivas por hasta seis meses, con bombas para circular nutrientes, control de temperatura y filtros para eliminar desechos. Todo esto corre bajo el Biological Intelligence Operating System (biOS), un software que simula un entorno para las neuronas y les permite interactuar con el mundo digital. ¿Un ejemplo loco? En 2022, el equipo de Cortical Labs enseñó a un sistema anterior, el DishBrain, a jugar Pong con solo 800,000 neuronas. El CL1 lleva esto al siguiente nivel, con una red más estable y programable que aprende tareas complejas en minutos, superando a muchas IAs tradicionales que necesitan toneladas de datos y energía.


Características que lo hacen único


Entonces, ¿qué hace al CL1 tan especial? Aquí van las claves:


Computación biológica: En vez de depender de transistores de silicio, usa neuronas vivas que procesan información de manera orgánica. Esto lo hace más flexible que cualquier procesador tradicional.


Aprendizaje ultrarrápido: Cuando el DishBrain jugó Pong, aprendió en tiempo récord, dejando atrás a sistemas de IA que requieren horas de entrenamiento. El CL1 mejora esto con una red más avanzada.


Eficiencia energética: Mientras que las IAs como ChatGPT consumen energía como si fueran un pequeño pueblo, el CL1 funciona con solo unos pocos watts. Una fila de 30 unidades usa entre 850 y 1000 watts, una fracción de lo que necesita un servidor de IA convencional.


Adaptabilidad: Las neuronas humanas se reconectan solas según los estímulos, algo que el silicio no puede imitar. Esto lo hace ideal para tareas impredecibles.


¿Por qué esto importa ahora?


El lanzamiento del CL1 el pasado 2 de marzo de 2025 no es solo un hito tecnológico; es una señal de que la computación está evolucionando hacia algo más humano. En los últimos tres meses, hemos visto cómo la IA tradicional sigue avanzando, pero también cómo sus límites—consumo energético, falta de flexibilidad—se hacen más evidentes. El CL1 llega en un momento perfecto, ofreciendo una alternativa que combina lo mejor de la biología y la tecnología. Y no es solo para geeks: Cortical Labs lo está comercializando por $35,000 por unidad, y planea enviarlo a partir de junio de 2025, apuntando a laboratorios, universidades y empresas que quieran innovar.


Además, ofrecen un servicio en la nube llamado Wetware-as-a-Service (WaaS), donde puedes acceder a las neuronas del CL1 remotamente para tus propios experimentos. Imagina: no necesitas un laboratorio propio para probar esta tecnología. Esto lo hace accesible para emprendedores tecnológicos, investigadores médicos o incluso startups de Fintech que quieran explorar nuevas formas de análisis de datos.


Aplicaciones que podrían cambiar el mundo


El potencial del CL1 es enorme, y aquí es donde se pone interesante para los que seguimos temas de tecnología y AI.


Medicina: El CL1 puede revolucionar el desarrollo de medicamentos. Según Brett Kagan, jefe científico de Cortical Labs, las neuronas humanas ofrecen datos más relevantes que los modelos animales. Podrías probar tratamientos para Alzheimer o Parkinson directamente en estas redes neuronales, reduciendo la experimentación animal y acelerando descubrimientos. Esto también podría abaratar costos en la industria farmacéutica, algo que impacta directamente en el sector financiero.


Robótica: Los robots con IA tradicional a menudo fallan en entornos caóticos porque no se adaptan bien. Con el CL1, podrías tener máquinas que aprenden como humanos, perfectas para tareas como exploración espacial o rescate.


Inteligencia artificial: Olvídate de entrenar modelos con petabytes de datos. El CL1 aprende con menos recursos, lo que podría inspirar una nueva generación de IAs más sostenibles y baratas de operar, algo que cualquier startup de Fintech estaría feliz de aprovechar.


¿Reemplazará al silicio?


Aquí viene la gran pregunta: ¿podría la computación biológica dejar obsoletos a los chips de silicio? La respuesta no es tan simple. Por un lado, el CL1 tiene ventajas claras: es más eficiente, aprende rápido y usa materiales biológicos que ya sabemos que funcionan (¡nuestros cerebros son prueba de eso!). Pero también hay desafíos. Las neuronas mueren después de seis meses, lo que significa que necesitas reemplazarlas, y mantenerlas vivas es más complicado que fabricar un chip. Además, producir CL1 a gran escala no es tan fácil como ensamblar procesadores en una fábrica.


Por ahora, el CL1 no va a reemplazar tu laptop ni los servidores de Google, pero sí podría complementar la tecnología actual. Imagina un futuro donde los data centers tengan racks de CL1 junto a chips de silicio, cada uno manejando tareas distintas. Para los que invertimos o trabajamos en Fintech, esto podría significar análisis de mercado más rápidos y precisos, con menos impacto ambiental—un win-win.


El lado ético y lo que viene


No todo es tan perfecto. Usar neuronas humanas, aunque sean cultivadas en laboratorio, levanta preguntas éticas. ¿Qué pasa si estas redes se vuelven tan complejas que desarrollan algo parecido a la conciencia? Cortical Labs asegura que el CL1 está lejos de eso. Sus neuronas son especializadas y no “piensan” como un cerebro completo, pero el debate está abierto. Además, la empresa promete cumplir con regulaciones bioéticas estrictas, algo crucial para que esto no se convierta en un episodio de Black Mirror.


Mirando al futuro, Cortical Labs ya planea un Minimal Viable Brain (MVB), una red neuronal más avanzada para procesar información compleja. También están construyendo servidores con 30 unidades CL1, que estarán online para finales de 2025. Si esto despega, podríamos ver una revolución no solo en tecnología, sino en cómo entendemos la inteligencia misma.


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